viernes, 18 de noviembre de 2011

Camisetas clásicas: al morado por tres caminos



De la mano de Classic Football Shirts , la tienda especializada en camisetas antiguas, nos acercamos al fútbol con una perspectiva diferente, desde los uniformes con los que se ha construído la historia del deporte rey.

El primer camino para llegar al violeta de la Fiorentina se recorre regateando pompas de jabón, compuestos tensoactivos y tambores de lavadora. Dice la leyenda que lo pasear palmito en morado fue cosa de accidente doméstico. Que el viola es fruto de lavar juntas las casacas originales del club, que eran rojiblancas, junto a la ropa que usaba el equipo en los entrenamientos, de color azul. Los defensores de tan chiripitifláutica vía explican que el morado vino de combinar talas blancas, rojas y azules en imprudente colada, pero incluso con la ayuda del detergente más potente y milagroso que pudiéramos apañar de ese lavado tan solo podría salir, a lo sumo, un lila fuerte. La leyenda Micolor tiene difícil defensa…

Para recorrer el segundo camino que acerca a la icónica camiseta morada tendremos que meternos en algún jardín. Y es que la violeta, cuya variedad blanca ya decoraba el primer escudo de armas de Florencia, alfombra los campos de media Toscana así que no es extraño que muchos le hayan encontrado explicación botánica al asunto de la extravagante y original camiseta florentina.
Para caminar el tercer sendero tenemos que desplazarnos a Hungría. Y el viaje merece la pena porque este camino al viola es el más bonito. Una noche de 1929, Luigi Ridolfi a la sazón noble florentino y prohombre italiano, discutía acerca de que color convendría adoptar para la nueva camiseta con Károly Csapkay, entrenador en la prehistoria viola. Hartos de la predominancia del rojiblanco, el blanquinegro y otras variantes al uso, decidieron que la mejor idea era la que acaba de aportar Csapay: la camiseta debía ser morada para que destacase sobre el verde del césped.
¿Pero por qué precisamente morado sobre verde? Csapkay, que era hijo de Budapest y se había criado futbolísticamente en los equipos menores de la capital húngara, tenía una imagen poderosa y fija en su mente desde el ascenso del Ujpest a la élite del fútbol húngaro. Que el morado sobre verde molaba. Definitivamente el morado del Ujpest sobre el tradicional verde del Ferencvaros era una idea que revoloteaba en la mente del míster húngaro, Ridolfi se la compró y desde entonces la Fiorentina puede presumir en toda Italia de tener en el armario un traje único.
Teorías plausibles o mágicas al margen lo cierto es que ochenta años después el morado se ha convertido en un color altamente identitario no solo para la Fiorentina sino para cada todos y cada uno de los habitantes de Florencia. Aparece en revistas, en la decoración de las casas, en los rótulos de los negocios y ha llegado a ocupar el lugar de los auténticos colores oficiales de la capital toscana, el rojo y el blanco.

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