miércoles, 11 de enero de 2012

La leyenda del Mirandes

Después de eliminar al Villarreal, el conjunto de Segunda B deja en el camino al Racing y se clasifica por primera vez para los cuartos de la Copa

La leyenda del Mirandés


El delantero del Mirandes , Pablo Infante (delante), controla un balón ante la oposición del defensa del Racing de Santander Álvaro González

El Mirandés es el nuevo Numancia, convertido en el equipo de moda por sus hazañas en esta preciosa Copa del Rey. En una ciudad que no llega a los 40.000 habitantes nace la leyenda de un equipo de Segunda B que se codea con los grandes, un pequeño con aspiraciones porque va por la parte del cuadro en la que no hay cocos y que le presenta una eliminatoria en cuartos contra el ganador del Español-Córdoba de esta noche. El Mirandés, líder del Grupo II de Segunda B, eliminó anoche al Racing de Santander y tiene hoy un espacio en todos los informativos. Ganó en la ida (2-0) y empató en la vuelta, el Mirandés es un gigante.
«El nombre de Miranda en alto hay que poner», reza el himno de este club fundado en 1927, irrisorio su presupuesto si se compara con los rivales a los que le desafía esta Copa. Tiene 1,2 millones de euros y unos 3.500 socios que hoy son los más felices del mundo, muchos de ellos presentes en El Sardinero en una cita histórica. Se desplazaron doce autobuses y 1.500 gargantas burgalesas agitaron Santander. «Hurra, hurra, hurra el Deportivo Mirandés», exclamaban, entregada una afición que respiró tranquila cuando Pablo Infante dio continuidad al sueño.

Si el Mirandés es el Numancia del siglo XXI, Carlos Pouso es el Miguel Ángel Lotina de entonces. Dirige a un grupo de futbolistas descarados que debatieron sin complejos ante un Primera como el Racing, inapreciable por momentos la evidente desigualdad. De hecho, el Mirandés dominó durante buena parte del primer tiempo y pudo sentenciar en una oportunidad clamorosa de Pablo Infante, empleado de banca que se revuelve como una estrella, ídolo en la ciudad porque fue el mejor en los dos pulsos. Regateó a todo el que le salió al corte y únicamente falló en el remate, muy bien despejado por Mario cuando el gol estaba cantado. Hubiera resultado decisivo, pero su momento llegó en la reanudación al transformar un torpe penalti de Torrejón que confirmaba la gesta.

Para entonces, el Racing estaba a un gol de la prórroga ya que se adelantó gracias a Munitis en su vuelta a las celebraciones. Llevaba desde octubre de 2010 sin marcar y estuvo hábil para meter la puntera, único momento de lucidez cántabra. El Racing, pese a la necesidad, nunca dio la sensación de darle la vuelta a la adversidad y mucho menos después de la exagerada expulsión de Bernardo. Iturralde vio agresión en un salto que no era más que falta. Amorebieta, Balompédica Linense, Logroñés, Villarreal y ahora el Racing de Santander, todos eliminados por un equipo que ya es leyenda. El Mirandés prolonga el hechizo copero.

Ficha del partido

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