Monumental pitada contra la monarquía y el himno español en la final de la copa (+ vídeos)
Pese
a la supermegafonía y a los intentos de TVE, la pitada volvió a ser
generalizada. Esperanza Aguirre, la máxima autoridad de la comunidad de
Madrid, la fascista que pidió que se suspendiera el partido si el himno
era pitado fue víctima de los insultos de la grada.
Manifestación fascista
«¡Madrid será la cuna del fascismo!»
Cientos de ultraderechistas desfilaron ayer por el centro de Madrid
convocados por Falange y otros grupúsculos similares. Banderas
franquistas, símbolos de las SS y pancartas que reclamaban la libertad
de Josué Estébanez, asesino de Carlos Palomino, constituyeron el atrezzo
de la marcha. Al mismo tiempo, policías españoles requisaban silbatos y
banderas a los aficionados vascos y catalanes que se acercaban al
Vicente Calderón. Todo el mundo tenía en la cabeza la previsible pitada
contra el himno español. Y la alfombra roja con la que se permitió el
desfile fascista contrastó con la censura y el veto que buscó ocultar lo
evidente: una amplia mayoría de los espectadores mostró su rechazo ante
el cántico español.
En TVE no hubo pitido
La facilidad con la que los
ultraderechistas, custodiados por un impresionante despliegue policial,
pasearon por el centro de Madrid, contrasta con la beligerancia hacia
las reivindicaciones nacionales de Euskal Herria y Catalunya. Por la
mañana, la Audiencia Nacional española había rechazado dos denuncias
presentadas por la Fundación para la Defensa de la Nación Española
(Denaes) y Dignidad y Justicia que llegaban incluso a pedir la ilicitud
de las asociaciones que reivindican las selecciones nacionales. Todas
tenían en mente el pitido esperado.
A cinco minutos del comienzo del
partido, los gritos contra Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad
de Madrid, atronaban en el Calderón. La «lideresa» del PP había
caldeado el ambiente abogando suspender del partido, consciente de que
el rechazo al Estado y a Felipe de Borbón, sustituto de su padre,
apuntaba a ser masivo. Así ocurrió. Poco antes de comenzar el partido,
el himno, reducido para la ocasión, apenas se escuchaba en el campo. En
televisión, por el contrario, se vieron obligados a bajar el sonido
ambiente y subir la música para recrear la ficción de que nada había
ocurrido. Censura para unos silbidos que chocó con la barra libre a los
ultras.
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