La final del Calderón es el punto culminante de dos historias que se acaban. La del Barcelona se personifica en Pep Guardiola,
una etapa de dominio casi exclusivo que dice adiós para regenerarse el
año que viene, de forma distinta pero de idéntico fondo, con Tito
Vilanova a la cabeza. La del Athletic podría continuar, no es tanto un
cierre, pero la incertidumbre en torno a la continuidad de Marcelo Bielsa
y la gran oportunidad que han tenido esta temporada, llegando a las
finales de dos torneos, generan una sensación límite parecida, próxima a
la idea de última oportunidad. Es difícil escaparnos del entorno y de
las historias paralelas que envuelven la final de Copa. Lo intentaremos a
continuación centrándonos solamente en fútbol, en el partido.
Creo que será decisiva la forma en que
ambos equipos se adapten al escenario para desarrollar el tipo de juego
que les interesa. No hay porqué dudar o esperar cambio alguno en el
Barcelona, que se las ha visto en múltiples situaciones como esta. El
conjunto azulgrana está acostumbrado a las finales, a leerlas con
inteligencia e incluso a corregir su guión cuando han empezado mal, cosa
que les sucede a menudo. Sobre el Athletic no hay tanta claridad. No
está habituado a este clima y en su experiencia más reciente no se le
reconoció. Puede que la condición de favorito que tuvieron en la Europa
League, o como mínimo de no considerarse en desventaja como ocurre esta
noche, pudo ocultar el carácter desacomplejado con el que se habían
comportado en las rondas previas, con exhibiciones majestuosas contra el
Manchester United o el Schalke 04. El Atlético de Madrid era un rival
de fuerza semejante. El Barcelona vuelve a ser un contendiente
superior. Quizá esto les haga jugar con un punto menos de presión.
Sobre el desarrollo del partido, me imagino que el ideal del Athletic es
plantear un tú a tú parecido al encuentro de liga en San Mamés. Aquél
fue un partido muy abierto que todos aplaudimos por su vistosidad y
alternativas. Sin embargo, siguió una trama que favorecía únicamente a
los intereses del Athletic -y por supuesto al espectador neutral-. No
es que el Barcelona jugara mal, ni mucho menos, pero
no tuvo el control de la situación que le hace sentirse cómodo.
Interpreto que una de las claves de los azulgrana consistirá en no ser
tan directo y no dejarse llevar por el ritmo frenético que intente
imponer el Athletic en algunas fases del encuentro. Un mayor control
del balón, sin prisa y planteando su ritmo habitual, beneficiará sus
aspiraciones. Vistas las complicaciones que tuvo el Barcelona en la
salida de balón en los anteriores duelos importantes de la temporada,
como ante el Chelsea y sobre todo contra el Real Madrid, en este sentido
el partido que haga Gerard Piqué será de trascendencia máxima. Si Puyol
hubiera estado disponible seguramente la pareja titular la habrían
formado él y Mascherano. Es complicado poner en una balanza las dos
necesidades y decidirse por una, porque la ausencia del capitán también
será notoria, pero insisto en Piqué para controlar el juego des de su
comienzo. Más con el hándicap de contar con Pinto en la portería, cuya
especialidad no es precisamente el juego de pies.
Al margen de Puyol, la otra ausencia determinante es la de Dani Alves. Aunque
a tenor de sus últimas actuaciones no se contemple como una baja tan
sensible, creo que a partido único y decisivo no hubiera fallado en el
once. Guardiola siempre ha dicho que tenerle en el campo te permite
cambiar un planteamiento con únicamente un movimiento. En cambio, si
el Barcelona decide salir con cuatro atrás, pone a Montoya, y a los
diez minutos cree que debe cambiar el organigrama, el técnico lo tendrá
mucho más complicado para intervenir.
Con el once de gala disponible, la alineación de Bielsa no debería
sorprendernos demasiado. Tiene a todas sus estrellas sanas y no es
costumbre que varíe su esquema. Hay que prestar especial atención a la
banda que ocupe De Marcos, cuyas apariciones desde segunda línea podrían causar el mismo daño que infligió Ramires. Muniain
seguro que estará más controlado, además fue el único futbolista
ofensivo que estuvo algo lúcido en la final de Europa League. Puesto que
al Barcelona últimamente le ha costado encontrar otras vías de gol que
no fueran las generadas por Leo Messi, la marca del argentino será el
principal problema defensivo del Athletic. Con los centrales no
bastará, es posible que la misión del argentino sea atraerles para
generar espacios a su espalda. Además no son defensores rápidos. La
coordinación de las ayudas en la medular para controlar a Messi será
vital. Tanto como la marca a Llorente. Y vigilar de cerca a Iniesta, y
Susaeta, también Alexis que siempre aparece en los partidos importantes,
Javi Martínez, Xavi, Ander Herrera… Es posible que se acaben historias
de una temporada, de un entrenador, o incluso de dos, y que percibamos
el partido de esta noche como el último en mucho tiempo, pero sobre el
terreno de juego se evidencia que hay cuerda para muchas más finales.
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