6 razones: ¿Por qué los jeques invierten en fútbol?
1. Inversión: Los
jeques árabes han canalizado sus inversiones europeas a través de los
clubes de fútbol. Los equipos no son más que una escusa para ganar
notoriedad y licitaciones. Los máximos mandatarios tienen objetivos
económicos en la zona paralelos a los objetivos deportivos. Todos
aterrizan con mapas bajo el brazo de una futura recalificación de los
terrenos que ocupa el estadio, una nueva ciudad deportiva, centros
comerciales en los aledaños a su campo u otro tipo de inversiones en la
zona. Los puertos y aeropuertos sueles ser zonas cotizadas para los
jeques, que siguen viendo el negocio en el control del transporte de
mercancías. Por ejemplo, Abdullah ben Nasser Al-Thani, el jeque del
Málaga, había conseguido que las instituciones le permitieran emprender
un ambicioso proyecto en el nuevo puerto de Marbella y la construcción
de centros comerciales junto a La Rosaleda. La obra de ampliación del
puerto tenía una inversión estimada en 84 millones de euros y conllevaba
la explotación del puerto durante 40 años. La crisis ha interrumpido
los planes de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, y puede
ser una de las razones de la salida del jeque. Otro ejemplo es el del
Manchester City, que lleva gastados más de 500 millones en 3 años. Sin
embargo, el jeque está construyendo en los aledaños del estadio, una
licitación que le va a reportar 1200 millones de euros.
2. Oportunidad: La
crisis que azota a Europa y a países como España han permitido a los
jeques que se encontraran las puertas abiertas de par en par. Sus
negocios petrolíferos les permiten contar con importantes sumas de
dinero y no tienen problemas de liquidez. Tantos sus proyectos
deportivos, aparejados siempre a promesas de grandes fichajes, como sus
inversiones en la zona, cuentan con el beneplácito de las instituciones
que acogen a los jeques sin nigún recelo.
3. Traspaso de capitales: El
fútbol les sirve a los jeques para jugar con los impuestos. Sus
negocios generan pingües beneficios por los que deberían pagar los
impuestos correspondientes. Sin embargo, compensan los beneficios de sus
empresas con los gastos, costes e inversiones millonarios que genera un
equipo de fútbol. Una manera de blanquear capitales o presentar
pérdidas ante Hacienda cuando en realidad se están llenando los
bolsillos. Los jeques están rodeados de extensos equipos económicos y
abogados que estudian la legislación local vigente y todos sus
resquicios.
4. Notoriedad: El fútbol es un escaparate
perfecto para los grandes jeques. Los inversores árabes han estudiado en
las mejores escuelas de negocios del mundo, y saben perfectamente lo
que hacen. A través del fútbol proyectan su imagen y consiguen la
notoriedad que necesitan para que el resto de sus inversiones sean bien
recibidas. Sus empresas desembarcan junto a sus dueños en los países de
origen de los clubes, y abren un nuevo mercado sin costes financieros y,
a menudo, con beneficios fiscales por la cantidad de petrodólares que
traen en sus carteras. Publicidad gratuita, credibilidad y confianza. Un
negocio redondo. Nadie pierde su dinero por amor a unos colores que ni
si quiera son suyos. Buscan la admiración de la sociedad.
5. Rivalidad: Responde
a un plan concienciado de expansión deportiva de cada uno de los
emiratos, fruto de una vieja rivalidad. Los Al Nahyan apuestan por un
circuito de automovilismo; los Al Maktoum por un hipódromo en Dubái. Los
Al Nahyan compran el Manchester City; los Al Maktoum recuperan el
Liverpool. Los Al Nahyan quieren dominar el mundo del pura sangre árabe;
los Al Maktoum crean un imperio con la industria del pura sangre
inglés. Algo así como “yo soy más que tú”, “yo tengo más dinero” o “yo
soy el mejor y más admirado”.
6. Afición: Es cierto
que los jeques suelen ser grandes seguidores de la disciplina deportiva
en la que invierten. Habitualmente son seguidores de los grandes equipos
de fútbol o incluso lo practican. Han impulsado la liga de Qatar,
retiro dorado para grandes estrellas. Estadios absolutamente vacíos que
cuentan con grandes futbolistas para regozijo de los jeques, que son
quienes extienden los talones. Los jeques no sólo quieren tener
notoriedad en el mundo del fútbol, quieren que sus petrodólares cundadan
también en otras competiciones de clubs a través de patrocinios,
organización de torneos o construcción de infraestructuras como
hipódromos o campos de golf.
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