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Boca Juniors lo ha vuelto a hacer capitaneado por uno de sus
jugadores más influyentes en su historia, el ínclito Juan Román
Riquelme, anoche otra vez ‘alma mater’ de un equipo que gira en torno a
su figura y que a está a cuatro encuentros de completar una campaña
inolvidable para el club de La Ribera.
Ya en la ida Boca fue más que una U de Chile un tanto decepcionante,
logrando un 2-0 en La Bombonera que finalmente ha sido suficiente para
superar a su oponente. El duelo en el Estadio Nacional fue vibrante, una
oda al fútbol de ataque que rara vez se ve a estas alturas de una
competición tan importante. Paradójicamente, el marcador nunca se alteró
pese a la gran cantidad de ocasiones de las que gozaron ambos
contendientes, estrellando unos y otros el balón en la madera repetidas
veces.
Pese al eminente carácter ofensivo del encuentro, los xeneizes
mantuvieron el control del mismo con la habitual sobriedad que los
caracteriza. Incluso, lejos del clásico inicio arrollador de todo equipo
local fue Boca quien gozó de las primeras ocasiones, perdonando la
sentencia repetidas veces. Las contras dirigidas por un imperial Riquelme, corridas por Mouche y
el voluntarioso Silva (extrañamente desacertado en esta ocasión) eran
un peligro constante que inquietaba a la U, pese a todo fiel a su
estilo.
Los instantes finales vieron como los hombres de Sampaoli se volcaron
con todo en busca de un tanto que los acercase a la remontada e
inquietase a su rival, pero la mala fortuna se cebó con ellos
certificando la cuarta caída del club chileno en semifinales de la Copa
Libertadores, un trofeo que nunca alzaron hasta la fecha.
Consumado el exitoso pase para Boca, al club xeneize le restan cuatro partidos para alcanzar un triplete tan deseado como improbable,
ya que a falta de una jornada para la conclusión del torneo Apertura
son terceros tras Tigre y Arsenal, por lo que no dependen de sí mismos.
También tendrán que jugar ante Racing de Avellaneda la final de la Copa
Argentina, un torneo resucitado por la AFA
40 años más tarde. Y como no, la final de la Copa Libertadores ante un
Corinthians que jamás ha ganado un trofeo que le obsesiona. Tales son
las ganas en el Timão que hace 2 años configuraron un gran equipo para
coronar su Centenario con el máximo galardón sudamericano, un proyecto
liderado por Roberto Carlos y Ronaldo que su archirrival Flamengo
frustró en las eliminatorias.
Riquelme tiene ante sí el gran reto de igualar las 4 Copas que conquistó el mítico Ricardo Bochini
liderando a Independiente, club al que igualarán en el palmarés
continental en caso de imponerse a Corinthians. Así, desde el año 2000
hasta la fecha Boca ha jugado cinco finales, perdiendo únicamente en
2004 contra el cuadro colombiano Once Caldas. Esta será por tanto la
sexta vez que alcancen la última instancia, quizás el último reto que le
falta a Román para hacer crecer la leyenda de un jugador introvertido
pero genial sin cuyo fútbol no se explicaría la mejor época en la
historia del Club Atlético Boca Juniors.
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