miércoles, 14 de marzo de 2012

Medio Arsenal

Tres futbolistas han sido protagonistas destacados en el Emirates durante los últimos ocho meses. Primero, Cesc Fábregas y su traspaso. Luego, Jack Wilshere y la lesión de tobillo que ha causado que su último partido date del pasado 4 de junio. Finalmente, Robin Van Persie y el permanente estado de inspiración goleadora que vive desde hace quince meses.

Dos aspectos han marcado sobremanera la carrera profesional de RVP: las lesiones y la decisión de Arsène Wenger de situarlo como '9'. El holandés estuvo acostumbrado durante muchos años a jugar como segundo punta o escorado a una banda hasta que Wenger decidió que Robin sería el '9' de su equipo. Las necesidades del guion obligaron a ello cuando Emmanuel Adebayor fue traspasado al Manchester City. Corría el año 2009. En noviembre de ese año, la adaptación de Van Persie a su nueva demarcación era una realidad. Había sido capaz de anotar siete goles en un lapso de siete jornadas. Sin embargo, durante un viaje con su selección volvió a recordar al mundo del fútbol por qué era conocido como un jugador de cristal. La enésima lesión de su carrera le alejaría de los terrenos de juego durante cinco meses. Ni siquiera fue capaz de llegar en forma al Mundial de Sudáfrica.




Sin embargo, algo cambió tras el verano de 2010. ¿Casualidad o causalidad? En septiembre y octubre de ese año fue la última ocasión en la que Van Persie se perdió varios partidos por lesión. Desde entonces, el holandés se ha transformado en uno de los mejores goleadores del planeta. Él, que era un injury prone, un delantero de cristal. La explicación a la evolución de su faceta como goleador la encontraremos bajo esos dos motivos: su nuevo rol de '9' y, principalmente, que las lesiones parecen haber recibido una orden de alejamiento por su parte.

He de reconocer que ni siquiera en mis previsiones más optimistas pude imaginar que RVP sería algún día un delantero de 35-40 goles por temporada. Esas son las cifras que va camino de conseguir en el presente curso futbolístico: suma 26 en la Premier League y 33 en todas las competiciones cuando todavía faltan dos meses para que se eche el telón a la temporada. A veces una cifra vale más que mil palabras: 22 de los 52 puntos que acumula el Arsenal en la Premier le corresponden al dorsal nº10. El paso al frente que ha dado Van Persie ha ayudado a mitigar los efectos de la ausencia prolongada de Jack Wilshere. Pero no es ningún secreto que depender de un futbolista no es lo ideal para un club. Y eso le está sucediendo a los gunners.

Lo problemático es que Gervinho -en su último año en Francia anotó quince tantos- sume cuatro goles, Theo Walcott cinco, Aaron Ramsey dos o Marouane Chamakh uno. Añora el Arsenal las dosis goleadoras (datos de Premier) que aportaban antaño futbolistas como: Cesc Fábregas, capaz de anotar 15 goles; Robert Pirès, 14; Fredrik Ljungberg, 12; Samir Nasri o Gilberto Silva, 10. La ausencia de un '9' suplente (Marouane Chamakh) de mayor nivel es también una crítica recurrente en el entorno gunner. En un ejercicio que pretendía saciar mis inquietudes y resolver mis dudas, acudí a la actual clasificación de la 'Bota de Oro' para comprobar el grado de dependencia goleadora que tienen los equipos de los máximos realizadores del continente.



De los presentes en la lista, Burak Yilmaz -delantero del Trabzonspor turco- y Antonio Di Natale son, junto a RVP, los únicos que han anotado más de un 40% de los goles de sus clubes. Las comparaciones hablan por sí solas, tanto en la presente temporada como en lo que a las anteriores se refiere. No han sido pocos los años en los que el máximo goleador gunner marcaba uno de cada cinco goles de su equipo. Situación, la de que Van Persie haga únicamente el 20% de los goles, que no se puede permitir actual un Arsenal que sobrevive sin Jack Wilshere y que es un milagro que lo consiga en las actuales circunstancias.


 

Que Robin Van Persie haya firmado 54 goles -60 contando los de su selección- desde el 1 de enero de 2011 es lo mejor que ha ocurrido en el norte de Londres durante este tiempo. Paradójicamente, RVP representa no solo lo bueno, sino también la incógnita que más preocupa actualmente a los aficionados del club: su futuro. Tres opciones se barajan: que renueve, que sea traspasado este verano o que abandone el Arsenal el 30 de junio de 2013, fecha en la que expira su contrato.


Cumplirá 29 años en agosto y sabe que está ante la gran oportunidad de firmar el mejor contrato de su carrera deportiva. El mejor. También es consciente de que habrá varios clubes interesados en él y de que sus opciones de ampliar su palmarés aumentarán si recala en un nuevo club dentro de unos meses. El riesgo de que se repita en el norte de Londres la misma historia que tantas veces se ha visto en el último lustro es una realidad. Para evitarlo, el holandés busca una mejora de su contrato y la promesa de que el equipo crecerá en las dos próximas temporadas. Si Arsène Wenger no es capaz de garantizar eso, el club se enfrentará a la simple delicada disyuntiva de decidir si es mejor traspasar al futbolista y obtener varios millones de libras por su venta o seguir contando durante un año más con la cuota goleadora de RVP y no recibir dinero por su traspaso.

Para el Arsenal, desprenderse de Robin Van Persie ahora o en 2013 sería deshacerse prácticamente de la mitad de los tantos del equipo. Será algo que el club tenga muy presente en las negociaciones: perder a RVP es perder al autor de la mitad de los goles gunners de los últimos quince meses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario