Tiene cierta fama la afición de Stamford Bridge de
ser algo acomodada. Al menos en comparación con otras aficiones
inglesas. No es el viejo Bridge un prodigio de animosidad y festividad.
Quizá porque su público siempre ha tenido fama de elitista, de vieja
guardia londinense, el caso es que solo ciertos sectores muy concretos
dentro del estadio de Fulham Road han mostrado cierta efusividad en sus
animaciones y cánticos.
Por eso, cuando en el fondo del Shed End algún envalentonado barrigudo alza su garganta hacia el cielo de Londres y entona el viejo soniquete ska,
todo un coro de seguidores azules se entrega incondicional a la causa.
El valiente no está solo. El fondo estalla recordando la vieja tonadilla
importada por Micky Greenaway en aquella locura que fueron los años sesenta en el Bridge.
‘Zigger Zagger, Zigger Zagger!‘
‘Oi, oi, oi!’
‘Oi, oi, oi!’
El Shed End hierve. Los Blues acechan. Puro costumbrismo british.
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