Luis Suárez empezó su desencuentro con las gradas de Inglaterra con anterioridad a su condena, la que le ha apartado durante 8 partidos de los terrenos de juego a causa de un insulto racista al lateral del Manchester United Patrice Evra. Antes de la sanción ya era silbado en la mayoría de desplazamientos del Liverpool, por ejemplo en Stoke-on-Trent, donde cada vez que recibía el balón le acompañaba un abucheo general, incluso en la jugada que convertiría después en uno de los goles de la temporada. Suárez se dejaba caer con frecuencia, ganaba penaltis que otros ni olerían, protestaba de manera poco elegante al colegiado, exageraba las entradas de sus adversarios y, si hacía falta, ponía la mano en el área pequeña para que el balón no entrase en su portería. La sanción impuesta por la FA se la había ganado a pulso, cometido o no el insulto en la acción con Evra. La conducta del delantero ha sido poco deportiva en este inicio de temporada.
Este sábado la casualidad del fútbol ha
propiciado un reencuentro incómodo entre los protagonistas 15 de
octubre. La intervención de Patrice Evra en la sentencia de Luis Suárez
fue clave para la decisión final, que acabó convirtiéndose en la palabra
de uno contra la del otro. En el saludo entre los equipos el uruguayo
ha negado la mano al francés, aunque cierta parte de la afición del
Liverpool defiende que ha sucedido precisamente lo opuesto. En todo
caso, a expensas de novedades en el asunto, el vídeo parece indicar lo
primero. Posteriormente Evra ha estirado del brazo a Suárez cuando este
apretaba la mano de David de Gea, y Rio Ferdinand, capitán del Manchester United, se ha apuntado a la fiesta negando la mano al delantero del Liverpool.
Luis Suárez ha mantenido un comportamiento correcto durante el
transcurso del partido, algo poco habitual en él. Ha marcado el tanto
que hacía soñar con la remontada red, el 2 a 1, y al término
del partido se ha marchado calmado hacia su vestuario. En cambio, Evra
ha preferido celebrar con más energía de la normal la victoria,
dirigiéndose a la zona donde estaba el uruguayo para provocar una
reacción en su enemigo. En las reacciones posteriores, Alex Ferguson ha apuntado al delantero como único responsable del despropósito: “Suárez es una vergüenza para el Liverpool”.
Si acordamos que el primer paso, como parecen indicar las imágenes,
es responsabilidad de Suárez, efectivamente, él es el primer responsable
del cúmulo de gestos irrespetuosos. Ha negado el saludo a Patrice Evra.
Deberíamos preguntarnos entonces hasta qué punto es preocupante que dos
futbolistas no se den la mano si, como se ha demostrado después, esto
no implica que vayan a tener una conducta antideportiva durante el
partido. ¿Hay causas más nobles que otras para negar un saludo? ¿Hay
tanta diferencia entre el no saludo
de Wayne Bridge a John Terry y el de Luis Suárez a Patrice Evra para
que uno sea aplaudido y el otro condenado? ¿Tiene Luis Suárez que
saludar al que según él, ha mentido sobre sus intenciones en los hechos
del 15 de octubre? ¿Es más punible el no saludo de Luis Suárez que la
reacción física y con contacto desagradable -el agarrón- de Patrice Evra
como reacción? ¿Y que el posterior no saludo de Rio Ferdinand? Si
acordamos que no dar la mano a un rival es un gesto antideportivo, pero
inofensivo, ¿en qué situación ponemos una provocación manifiesta e
inoportuna de Patrice Evra con el partido concluído?
Son diferentes cuestiones que dividen la responsabilidad de lo sucedido, conservando por supuesto Luis Suárez
su parte importante. En todo caso, suficientes como para que Alex
Ferguson tenga dónde mirar en su propio equipo antes de hacer más grande
la repulsión general de la Premier hacia el uruguayo.
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